Mes argentino por excelencia: el calendario nos señala nuestro Día de la Patria. Conmemoramos la formación del Primer Gobierno Patrio celebrado el 25 de mayo de 1810.
La Revolución de Mayo, acaecida en la convulsionada semana previa y donde el Cabildo Abierto se reunió en sesiones extraordinarias, determinó la revocación del virrey y la finalización de ese sistema político, el virreinato, con el fin de dejar sin efecto nuestra dependencia hacia España.
Pero ¿qué significa realmente eso? Que allí empezaron a forjarse los primeros lineamientos de la Nación Argentina, consolidándose las bases para la futura Declaración de la Independencia. Esos ideales son los que nos deben interpelar, alentándonos a seguir peleando por nuestra independencia y por la democracia que intenta protegerla.
Un país libre es aquel que no camina bajo el yugo extranjerizante, cuya soberanía no acepta interferencias externas, ni políticas ni económicas. Es un país con autoridad para autogestionarse y con una justicia sana.
Debemos meditar sobre lo que significa la palabra independencia. Porque, a veces, son hilos invisibles los que accionan como a una marioneta el rumbo de un país y no podemos verlos. Y si los vemos, los disfrazan para que pensemos que son mecanismos correctos que ayudan a fortalecer las instituciones, cuando lo cierto es que esos hilos son los que atan al país convirtiéndolo en una nación dependiente, yerma y sin desarrollo.
Seamos conscientes de nuestra gesta patria de 1810. Miremos el pasado para aprender de los errores y fortalezcamos el presente abogando por un futuro de oportunidades para todos los argentinos.
Las Manuscritas amamos a este país y deseamos con toda nuestra fuerza que la Argentina prospere y podamos disfrutar sin temores de esa anhelada independencia que nuestros próceres desearon para una naciente Argentina.